¿Gradualismo o shock?

Daniel Montamat. Economista

El dilema continuidad o cambio empezó a despejarse en las urnas. En la primera vuelta electoral, para sorpresa de encuestadores y formadores de opinión, los argentinos eligieron mayoritariamente el cambio.

Mauricio Macri es el elegido para representar el cambio en la segunda vuelta, pero las declaraciones de Sergio Massa, Margarita Stolbizer y otros referentes no dejan dudas de que ellos también apoyan el cambio. La opción por el cambio da paso ahora al otro dilema relacionado a la herencia que transfiere la saga de una continuidad de varios años. Es un dilema de resolución mucho más técnica, y, por lo tanto, menos sujeto al escrutinio colectivo, donde el gradualismo cuenta con abrumador consenso. El mismo consenso que contaba el uno a uno cuando ya estaba en coma profundo.

Cuando uno recibe los resultados de análisis clínicos con revelaciones de signos preocupantes y tiene que escoger un médico para establecer el diagnóstico y el tratamiento, el menú de opciones es amplio y puede incluir la consulta a la obra social, a la familia, a los amigos, etc. La elección puede decidirla el consenso mayoritario. Pero escogido el profesional y diagnosticado el tumor y su estadío, el objetivo de detener la enfermedad y recuperar la salud se vuelve prioritario. Y aquí el consejo de tratamiento y la dosis efectiva teniendo en cuenta el estado del paciente y los posibles efectos colaterales de la medicación, tienen muchos menos grados de libertad. Puede que haya junta médica o interconsulta, pero al final el paciente terminará optando por lo que le de mayores probabilidades de recuperar su salud en el menor tiempo posible. La analogía médica es útil para dilucidar el proceso decisorio que enfrenta el dilema económico argentino.

Primero hay que asumir con fundamento en la evidencia objetiva (en un país estadísticas truchas) que la gestión kirchnerista entrega un paciente económico en grave estado. Con inflación crónica de dos dígitos, con pobreza estructural del 30%, con una brecha entre dólar oficial y paralelo del 70%, con estancamiento económico de varios años, sin generación de nuevos empleos en el sector privado, con un déficit fiscal y cuasifical de casi el 9% del producto y con un Banco Central fundido. Con infraestructura deteriorada y déficit energético. El Gobierno, negando que hubiera un paciente, en los últimos años intentó gradualismo y shock cuando la pérdida de reservas asomó el fantasma del Rodrigazo. Fue por el gradualismo cuando la anterior autoridad monetaria quiso apurar el ritmo devaluatorio del peso por encima de la inflación. Como el dólar paralelo se escapaba se optó por el shock devaluatorio de febrero del año pasado (una suerte de Rodrigazo en cámara lenta) que se agotó rápidamente porque la inflación volvió a retrasar el tipo de cambio. Entonces el actual Ministro de Economía optó por el PT2 (plan tablita dos) de minidevaluaciones sucesivas inferiores a la tasa de inflación para llegar con el cepo y el paciente en terapia (muy descompensado) hasta que otro se haga cargo. Lección 1: gradualismo y shock pueden complicar el problema si el paciente está mal diagnosticado.

El diagnóstico de la economía que se hereda debe establecerse a partir de los signos que muestren los macro equilibrios (cuentas públicas y cuentas externas) y las distorsiones relativas que reflejen algunos precios claves del sistema (tipo de cambio, tasa de interés, tarifas públicas, salarios). Por ejemplo, en los últimos 12 meses Brasil devaluó 52.6% el real mientras nosotros con el PT2 revaluamos el peso respecto al dólar oficial un 13.5%. Para reacomodar la situación competitiva a la relación de un año atrás con nuestro socio comercial necesitamos una devaluación de un 73.6%. ¿Es posible compensar con productividad semejante diferencia? ¡En materia de tarifas públicas (tarifas de gas) ya el propio Gobierno hizo correcciones el año pasado que en algunas categorías implicaron aumentos de entre un 207 y un 676%! Lección 2: si la magnitud de los desequilibrios y distorsiones es significativa, el gradiente de gradualismo o shock en la terapia deviene una cuestión abstracta. Colofón: hemos optado por el cambio y estamos mal. Corresponde al Presidente que asuma en diciembre establecer el diagnóstico y guiar el tratamiento. Está en juego la salud de la economía y la salud de la República.