Daniel G. Montamat, Economista
La pregunta se reitera casi a diario desde hace algunas semanas, porque el precio del barril de petróleo en el mercado mundial ya ha caído un 60% en los últimos meses y, cuando todos esperan un rebote, vuelve a caer. La respuesta está condicionada a otra pregunta sobre la que no hay certezas: ¿es sostenible esta baja de precios en el tiempo? En la medida que esta última pregunta se responde con dudas, el proceso de caída de precios se retroalimenta porque se siguen desarmando posiciones en barriles financieros. Los elementos de juicio para razonar cuándo habrá un piso y un posible rebote deben concentrarse entonces en las respuestas a la segunda pregunta.
En el 2009, como consecuencia de la Gran Depresión con epicentro en el 2008, el barril que había tocado los u$s 147 antes de la explosión, llegó a cotizar menos de u$s 40. Su cotización empezó a reponerse rápido cuando la economía mundial dio signos de recuperación. Hoy en el mercado mundial hay oferta excedente de alrededor de 1 millón y medio de barriles (la demanda promedio diaria es 93 millones de barriles). Para que los precios se estabilicen en los valores actuales la economía mundial debe mantenerse débil, y no debe resentirse la oferta de crudos de alto costo (que hoy representan cerca del 10% de la oferta mundial). Si la economía mundial despega, o se resiente la oferta de crudos de alto costo (shale, pesados, aguas profundas, bitúmenes), va a desaparecer la oferta excedente, se van a reducir los inventarios, y el precio va a repuntar.
El reciente informe del FMI redujo el pronóstico de crecimiento de la economía mundial para el 2015. Pronostica caída en el nivel de actividad en Europa, en Japón y en varios países emergentes, y menor crecimiento en China. Se salva Estados Unidos, que seguirá mejorando, pero que ya no tiene el peso relativo de antes como motor de la economía mundial. Sin embargo, el propio jefe de economía del Fondo, Olivier Blanchard, se curó en salud al relativizar los pronósticos, porque es posible que subestimaran el efecto positivo de la baja de precios de crudos en la reactivación de la economía mundial. La baja de precios petroleros (con impacto en toda la canasta energética) actúa como un shock de oferta positivo reduciendo costos de producción y mejorando el ingreso disponible de los consumidores de combustibles. Estados Unidos sigue siendo el principal importador mundial (8.9 millones de barriles día), China el segundo (6.58 MMb/d) y Japón el tercero (4.42 MMb/d). Le siguen India, Corea del Sur, y varios países de Europa. Todos ellos se benefician por la baja de precios, y el conjunto incluye los principales motores de la economía de este siglo.
Por el lado de la oferta, hay que ponderar con más criterio la importancia relativa de los crudos de alto costo en el total, y el impacto de la baja de precios en su producción. Estados Unidos ya recorrió la curva de aprendizaje en los no convencionales, domina la tecnología de explotación y tiene abundancia de recursos financieros para sostener su desarrollo. Pero no a cualquier precio. Incrementó su producción en casi 4 millones de barriles día en los últimos años, pero la intensidad perforadora que exige la reposición de reservas no convencionales va a resentirse. Como el desarrollo del shale se parece más a una minería del petróleo, se puede desacelerar la producción sin mayores consecuencias cuando los precios no recuperan costos, y se puede reponer el ritmo productivo cuando los precios suben. No imagino a los productores de shale ni al gobierno americano sosteniendo la producción si las cuentas no cierran, ni a los sauditas aumentando su producción para reemplazar oferta de alto costo en el agregado. De la producción americana (en total de poco más de 10 millones de barriles día) provendrán las primeras señales de reacomodamiento de la oferta de crudos de alto costo a los nuevos precios del barril. Si la producción del país del Norte se ameseta o empieza a declinar, empezará el recálculo a partir de las cotizaciones de futuro. Por último, las consideraciones geopolíticas son muy relevantes en este tema, pero para programar el GPS primero hay que evaluar los fundamentos del negocio.